Lisandro Pérez, miembro del Centro Cultural Mar Azul, diferenció a la comunidad que habita todo el año en Mar Azul de los inversionistas y recalcó la situación económica delicada de la región en la actualidad. El centro data de fines de los ’90 como un proyecto comunitario para generar cultura, arte, pedagogía y encuentro social. Si bien hubo un acuerdo con el Estado municipal hacia el año 2000 en cierto momento, eso cayó. Con el tiempo se fue construyendo el centro y hace cinco años, con un nuevo gobierno, se volvió a empezar la construcción por parte del Estado pero pronto se detuvo. Fue entonces que volvieron a recuperar el lugar y continuar con la construcción: hoy hay una huerta, se trabaja con el Patronato de Liberados, grupos de género, educación popular, talleres artísticos, el proyecto de una radio, etcétera. El lunes se presentó una cuadrilla de trabajadores municipales a talar árboles pertenecientes al predio del centro cultural. Al día siguiente, el Secretario Legal y Técnico del municipio llegó hasta el lugar y se le recordó que la intención es poder trabajar y que se haga un comodato para el predio. Más tarde, el municipio llegó para desalojar y terminó denunciando a los vecinos por usurpación, lo que supone una criminalización de quienes llevan adelante un trabajo comunitario que el municipio debiera hacer. “Nosotros decidimos por nosotros, no le hacemos caso a nadie y ése es el problema”.
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