Se trata de una tecnología de ingeniería genética (Crispr, Talen y mutagénesis dirigida) que permite modificar el genoma de organismos vivos suprimiendo, alterando o agregando genes con el fin de introducir mutaciones específicas. Si bien los empleados de la industria tecnológica quieren convencernos de que la edición genética es una forma de manipulación de los genomas mucho más precisa, barata y eficaz que los transgénicos anteriores, que permitiría resolver el hambre, las enfermedades y hasta hacer seres humanos que resistirán virus y mucho más, ya hay sobradas pruebas de múltiples efectos secundarios que puede generar. Además al no introducir material genético de otras especies -como los transgénicos que conocemos en la actualidad-, buscan saltarse regulaciones. De hecho, Argentina y Brasil llevaron adelante regulaciones más laxas en relación a la tecnología.

En la columna ambiental de Tinta Verde, en Malos Perdedores, Daiana Melón nos cuenta más en detalle de qué se trata la edición genética y los riesgos de estas tecnologías.