En la columna Tejiendo Libertades de Malos Perdedores, Claudia Korol recordó a Norita Cortiñas, madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a pocos días de su partida. Claudia recupera las enseñanzas de Norita y remarca la necesidad de sistematizar su legado: su pedagogía de la esperanza, su pedagogía de la memoria, la pedagogía de la autonomía frente al poder y el internacionalismo de las Madres y de Norita, en particular.

“Me encuentro siendo parte de este duelo colectivo, pero también con toda la fuerza que nos deja Norita, porque como vemos todos los días hay un montón de situaciones para estar en la calle y continuar resistiendo.

Es necesario sistematizar todos los aprendizajes que nos deja Norita. Todos los jueves cerraba las rondas con diálogos con la gente sobre lo que estaba sucediendo en el país y en el mundo, llamando la atención sobre las injusticias que se multiplican. Y, al mismo tiempo, estaba en 2 o 3 lugares el mismo día, donde se la necesitaba, se necesitaba su fuerza, su legitimidad. Y cuando decimos Norita, nos referimos a las Madres, hablamos de la dimensión colectiva de la lucha contra la impunidad, por el Nunca Más que nos trajeron durante todos estos años.

Poder denunciar las injusticias en cada caso, sin estar midiendo si conviene o no a tal o cual sector del poder. Lo que significan sus aportes como pedagogía de la esperanza. Si algo transmitía Norita es que frente al dolor que generan estas injusticias, no podemos dejarnos caer y hay que actuar con la esperanza de que venceremos. Y esto no es una consigna, es una convicción profunda, basada en la confianza en el pueblo.

Pedagogía de la memoria, poder recordar cada una de las luchas de nuestro pueblo y sus resistencias, su capacidad para enfrentarse al poder. Pedagogía de la autonomía frente al poder: la posición de Norita, a diferencia de otros organismos de Derechos Humanos fue conversar con todos los interesados en enfrentarse a las injusticias, pero desde posiciones políticas de autonomía frente a los gobiernos, frente al Estado, frente a los partidos políticos del poder.

Y remarcar la dimensión internacionalista de las Madres en general y de Norita en particular. Tuve la suerte de compartir con ella en distintos lugares: estuvimos en Honduras, en Guatemala, estuvimos muy pendientes de la lucha del pueblo lenca y de Bertha Cáceres, estuvo en la escuela zapatista, fue a abrazar a las madres del Kurdistán, ha estado con las mujeres palestinas. Prácticamente no hay luchas significativas en este mundo conde Norita no haya abrazado a las mujeres en particular y a los pueblos en general, dándoles su solidaridad y su vocación de construir un mundo totalmente nuevo. Tomando el ejemplo de los 30 mil, de su hijo, de todos los que sufrieron la prisión y el exilio”.