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La vuelta del ciclo de cine de Videodromo: proyecciones y funciones musicalizadas en vivo

En “Malos Perdedores”, programa coproducido entre Radionauta FM y Pulso Noticias, dialogamos con Rob Astami, integrante de Videodromo Proyecciones acerca del nuevo ciclo de cine que están programando en el Cine Select, de la propuesta de función con música en vivo para el sábado 20 y de la situación que está atravesando la industria del cine por estos días.

“Videodromo es un ciclo de cine que nace a principios de 2016, con el objetivo de tratar de dar lugar y canalización al cine que circula por los márgenes de los circuitos comerciales de cine y por las cadenas de plataformas audiovisuales.  El ciclo de cine estuvo frenado desde la pandemia y este año 2024 es como el resurgir de Videodromo. Comenzamos el martes pasado con Tiempo de Revancha, con la proyección de esta clásica película de Aristarain del año 1981. Vamos a seguir el martes que viene con la proyección de la última película de Kore-Eda, Monster, del año 2023. Y el sábado 20 vamos a estar haciendo esta proyección especial, musicalizada, dentro de la misma sala del Cine Select, donde vamos a presentar Hamelin, dirigida por Jiri Barta, uno de los grandes  maestros del stop motion, de la animación checa”, nos contaba Rob sobre esta nueva edición del ciclo de Videodromo en 2024.

Acerca de “El Flautista de Hamelin”, Rob Astami destacaba la elección de la película a tono con los tiempos sociales y políticos que nos toca atravesar, más allá de ser un relato clásico del Medio Evo. “El Flautista de Hamelin es una leyenda alemana del siglo XIII, que se cree que tuvo lugar en esta región, el centro de Alemania, que fue popularizada por los Hermanos Grimm. A lo largo de la historia ha habido diferentes adaptaciones de esta historia, vale la pena mencionar un lindo corto animado de Disney del año ‘33 y otra adaptación de Jacques Demy del año ‘72. Lo que caracteriza a esta versión de Barta es el tono oscuro y sarcástico en el que ambienta el relato, tomando como fuerte referencia al impresionismo alemán y al arte medieval gótico. Amparándose en esa estética, ambienta un relato en una Hamelin que está sumida y absorbida por la lógica del dinero, el interés privado, el individualismo y el egoísmo. A los propios habitantes de Hamelin, les cuesta advertir que esa lógica los ha absorbido a tal punto que comienza a externalizarse y se manifiesta en una invasión de ratas. En esta proyección, es la pérdida que hay entre la imagen y el sustrato material porque lo que se busca es otorgarle a la vista un sentido sobre el cual no ostenta soberanía que es el sentido del tacto. Se invita a tocar con los ojos, invita a que el ojo ejerza otro tipo de inflexión y de reflexión sobre esa materia filmada”. 

Uno de los temas ineludibles para abordar en esta coyuntura tiene que ver con la situación que está atravesando la cultura en general y el cine en particular. Consultado acerca de los recortes al INCAA, Rob Astami dejó en clara su posición respecto a la crisis que atraviesa la industria cinematrográfica nacional. “La discusión no es estrictamente presupuestaria. La función del sábado, así como las distintas funciones del ciclo tienen lugar en el Cine Select, que es una sala municipal pero que funciona con equipamiento y programación INCAA. Yo creo que el Estado, y con ello el gobierno y la sociedad toda, debería entender que les corresponde tener, defender y sostener una representación simbólica propia, producida dentro de su ámbito nacional, que sea expresión del mismo, que sea diversa y susceptible de correr riesgos artísticos y estéticos. Y, no solo está bien que el Estado fomente toda expresión artística, sino que es necesario. Yo creo que el Estado debería sostenerlo así fuera un industria ultra deficitaria, porque lo que está de fondo es el sostenimiento de una cultura propia, en amalgama con el contacto intercultural, o pasamos a la adscripción total a las lógicas mercantiles de lo global. Cuando se nos dice que no hay plata, se utiliza un discurso que busca naturalizar la desigualdad, construir sentido común conservador y asumir que el financiamiento de la cultura para el Estado es una carga”, sentenció.

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