Jueves y viernes se realizará en la Facultad de Derecho de la UBA el Congreso Internacional sobre Violencia Familiar y Alienación Parental. Claudia Korol explico porqué repudian este evento mútiples víctimas de abuso, sobrevivientes, colectivos feministas y de derechos humanos
Comienza hoy jueves una charla que para todo el amplio arco del feminismo y colectivos de derechos humanos, significa un antecedente muy regresivo para las políticas de cuidado de niños, niñas y adolescentes. El Congreso, convocado por el Centro de Estudios en Alienación Parental (CEAP), tendrá lugar los días 14 y 15 de noviembre en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
En su columna con Radionauta, la activista y referente feminista Claudia Korol manifestó su profunda preocupación ante el Congreso Internacional sobre Violencia Familiar y Alienación Parental que se lleva a cabo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. La denuncia apunta a que el evento avala el “Síndrome de Alienación Parental” (SAP), una teoría desacreditada que, en sus palabras, “justifica la impunidad de crímenes como el abuso sexual infantil.”
Korol advirtió que el SAP, concepto acuñado en 1985 por el psiquiatra Richard Gardner, “pretende desestimar las denuncias de abuso sexual infantil, argumentando que son una manipulación ejercida principalmente por las madres.” Según esta lógica, conocida como alienación parental, las madres “implantarían ideas en las mentes de niñas y niños para que denuncien falsamente abusos.”
A esta denuncia se suman colectivos de mujeres y sobrevivientes, entre ellos “Yo Sí Te Creo” y “Madres Protectoras,” que sostienen que este congreso “legitima la pedofilia al proveer argumentos para que abusadores sexuales puedan actuar con mayor libertad en el ámbito judicial.” Korol subraya que “el SAP no cuenta con ningún respaldo en la medicina, psicología ni psiquiatría,” y denunció que su difusión “persigue descalificar las denuncias de abuso, bajo la excusa de que las infancias mienten y no comprenden lo sucedido.”
Korol también señaló al abogado Mauricio Mizrahi, uno de los impulsores del evento, y expresa su alarma ante el uso del Aula Magna de la Facultad de Derecho, un espacio público, “para promover teorías que buscan la tranquilidad de los pedófilos.” Agregó que esta instancia “agravará la violencia contra las madres protectoras y sobrevivientes de abuso sexual,” quienes ya enfrentan obstáculos para denunciar y ser escuchadas.
Según la activista, estas teorías tienen consecuencias devastadoras para las víctimas: “entre las secuelas de esta doble victimización – primero, el abuso, y luego el descrédito en el ámbito judicial – se observan intentos de suicidio, autolesiones, dificultades para establecer relaciones, conductas de riesgo, adicciones y trastornos de ansiedad.”
Finalmente, Korol resaltó el llamado de numerosas organizaciones defensoras de derechos de la niñez y colectivos feministas para exigir que la Facultad de Derecho cancele el congreso. Subrayó que los espacios académicos “deberían promover el conocimiento al servicio del buen vivir y la defensa de la vida, en lugar de construir teorías que agravan la impunidad y el sufrimiento de mujeres, niñas y niños.”